domingo, 5 de diciembre de 2010

Cerrando Ciclos

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes laalegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste ya a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes.¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentalmente, envenenarte y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver.

Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo.

Las Cuatro Fuerzas

El religioso Alan Jones dice que, para construir nuestra alma, nos son necesarias las Cuatro Fuerzas Invisibles: el amor, la muerte, el poder, y el tiempo. Es necesario amar, porque somos amados por Dios. Es necesaria la conciencia de la muerte, para entender bien la vida. Es necesario luchar para crecer; pero sin caer en la trampa del poder que conseguimos con esto, porque sabemos que no vale nada. Por último, es necesario aceptar que nuestra alma, aun siendo eterna, se encuentra en este momento atrapada en la tela de araña del tiempo, con sus oportunidades y limitaciones.

Primera fuerza: el amor

La esposa del rabino Iaakov vivía rebuscando motivos para discutir con su marido. Iaakov nunca respondía a las provocaciones.

Hasta que, durante una cena con unos amigos, el rabino terminó discutiendo ferozmente con su mujer, sorprendiendo a todos los comensales.

-Pero, ¿que ha ocurrido? –le preguntaron – ¿Por qué no has seguido tu costumbre de no responder?

-Porque por fin me he dado cuenta de que lo que más irritaba a mi mujer era que me quedara en silencio.

Actuando de esta manera, me estaba manteniendo distante de sus emociones.

»Mi reacción ha sido un acto de amor, y así he conseguido que entendiera que yo estaba escuchando sus palabras.

Segunda fuerza: la muerte

Nada más morir, Juan se vio en un bellísimo lugar, rodeado por las comodidades y por la belleza con las que siempre había soñado. Un individuo vestido de blanco se le aproximó:
-Tiene usted derecho a todo lo que desee.

Encantado, Juan hizo todo lo que había deseado en vida. Tras muchos años de placeres, buscó al tipo de blanco. Le dijo que ya lo había probado todo, y que ahora necesitaba trabajar un poco para sentirse útil.

-Esa es la única cosa que no puedo conseguir – dijo el de blanco.

-¡Voy a pasar la eternidad muriéndome de aburrimiento! ¡Preferiría mil veces estar en el infierno!

-¿Y dónde piensa usted que se encuentra?

Tercera fuerza: el poder

-He pasado la mayor parte del día pensando lo que no debería pensar, deseando lo que no debería desear, haciendo planes que no debería hacer.

El maestro señaló a una planta y le preguntó al discípulo si sabía lo que era.

-Belladona. Puede matar a quien se come sus hojas.

-Pero no puede matar a quien simplemente la contempla. De la misma forma, los deseos negativos no pueden causar ningún mal, si no te dejas seducir por ellos.

Cuarta fuerza: el tiempo

Un carpintero y sus auxiliares viajaban por la provincia de Ki, en busca de material para construcciones, Vieron un árbol tan gigantesco que cinco hombres tomados de las manos no conseguían rodearlo, y su copa era tan alta que casi tocaba las nubes.

- No perderemos nuestro tiempo con este árbol – dijo el maestro carpintero. Tardaríamos demasiado en cortarlo. Si quisiéramos hacer un barco, se hundiría por causa de lo pesado que es su tronco. Si quisiéramos usarlo para la estructura de un techo, las paredes tendrían que ser exageradamente resistentes.

El grupo siguió adelante. Uno de los aprendices comentó:

- ¡Es un árbol tan grande y no sirve para nada!

- Estás equivocado – dijo el maestro carpintero. Él ha seguido su destino a su manera. Si fuese igual a los demás, nosotros ya lo habríamos cortado. Pero porque tuvo el coraje de ser diferente, permanecerá vivo y fuerte mucho tiempo.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Convención de los heridos de AMOR

Disposiciones generales:
A – Considerando que el dicho de que “en el amor y en la guerra todo vale” es completamente verdadero;

B – Considerando que en lo relativo a la guerra contamos con la Convención de Ginebra, adoptada el 22 de agosto de 1864, que determina cómo debe tratarse a los heridos en el campo de batalla, mientras que hasta hoy no se ha promulgado ningún documento que regule la situación de los heridos de amor, muy superiores en número;

Se decreta que:

Art. 1 – todos los amantes, independientemente de cuál sea su sexo, quedan advertidos de que el amor, además de ser una bendición, también es algo extremadamente peligroso, imprevisible, que puede acarrear serios daños. Por lo tanto, quien tenga la intención de amar, debe ser consciente de que está exponiendo su cuerpo y su alma a heridas de muy diferentes tipos, sin poder culpar por ello a su pareja en ningún momento, puesto que ambos corren el mismo riesgo.

Art. 2 – Una vez alcanzado por una flecha del arco ciego de Cupido, debe solicitarse inmediatamente al arquero que dispare la misma flecha en la dirección opuesta, con el objeto de no sufrir la herida conocida como “amor no correspondido”. En el caso de que Cupido se niegue a hacerlo, la Convención que en estos momentos se promulga exige del herido que de manera inmediata se arranque la flecha del corazón y la tire a la basura. Para llevar esto a buen puerto, debe evitar llamadas telefónicas, mensajes de correo electrónico, envíos de flores (siempre rechazadas), o cualquier otra forma de seducción, pues semejantes medios, si bien pueden dar algún resultado positivo a corto plazo, no resisten el paso del tiempo. La Convención decreta asimismo que el herido debe buscar sin falta la compañía de otras personas, así como debe imponerse al pensamiento obsesivo que le dice “vale la pena luchar por esta persona”.

Art. 3 – En el caso de que la herida provenga de un tercero, es decir, que el ser amado se sienta atraído por alguien que no estaba a priori en el guión, queda expresamente prohibida la venganza. En este caso, se permite el uso de lágrimas hasta que los ojos se sequen, así como algunos puñetazos en la pared o en la almohada, o reuniones con amigos donde poder insultar a gusto al antiguo(a) compañero(a), incidiendo en su perfecta falta de gusto, pero sin llegar a difamar su honra. La Convención determina que también se aplique en este caso la regla del Art. 2 que mueve a buscar la compañía de otras amistades, sólo que evitando en la medida de lo posible los lugares que la otra persona frecuenta.

Art. 4 – En lesiones leves, clasificadas aquí como pequeñas traiciones, pasiones fulminantes que no duran mucho, o desinterés sexual pasajero, debe aplicarse con generosidad y rapidez el medicamento llamado Perdón. Una vez aplicada tal medicina, no se debe volver atrás bajo ninguna circunstancia, y el asunto debe ser definitivamente olvidado, no utilizándolo jamás como argumento en una discusión o en momento de odio.
Art. 5 – En todas las heridas definitivas, también conocidas como “rupturas”, el único medicamento que tiene algún efecto se llama Tiempo. De nada sirve buscar consuelo en cartomantes (que siempre prometen el regreso del amor perdido), leer libros románticos (que siempre acaban bien), engancharse a una telenovela o cosas por el estilo. Se debe sufrir con intensidad, evitando radicalmente las drogas, los calmantes o las oraciones a los santos. En cuanto al alcohol, sólo serán permitidos dos vasos de vino diarios.

Consideraciones finales Los heridos por el amor, al contrario de los heridos en conflictos armados, no son víctimas ni verdugos. Optaron por algo que forma parte de la vida, y deben asumir, por consiguiente, la agonía y el éxtasis de su elección. Y los que jamás fueron heridos por el amor, nunca podrán decir: “he vivido”. Porque no vivieron.

Cada persona en su existencia , puede tener dos actitudes: CONSTRUIR O PLANTAR

Los constructores pueden demorar años en sus tareas, pero un dia terminan aquello que estaban haciendo. Entonces se paran, y quedan limitados por sus propias paredes. La vida pierde el sentido cuando la construcción acaba.

Pero existen los que plantan. Éstos a veces sufren con las tempestades, las estaciones, y raramente descansan. Pero, al contrario que un edificio, el jardin jamás para de crecer. Y, al mismo tiempo que exige la atención del jardinero, también permite que, para él, la vida sea una gran aventura.

Los jardineros se reconoceran entre sí, porque saben que en la historia de cada planta está el crecimiento de toda la Tierra.
                                                                                                        
                                                                                                                                                      El Autor.


                                                                                                                               Brida (Paulo Coelho)

La Oxitocina no es sólo la "Hormona del Amor". Tambien Intensifica tanto sentimientos Positivos como Negativos.

Los recuerdos de los hombres sobre el afecto de sus madres durante la infancia podrían ser reforzados por la oxitocina, popularmente conocida como la “hormona del amor”, según un estudio realizado por científicos del Centro Médico Monte Sinaí en Nueva York y la Universidad de Harvard publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Los investigadores, dirigidos por Jennifer Bartz, analizaron el papel de la
oxitocina en la percepción social administrando la hormona a través de un espray nasal a varones adultos que, antes del estudio, habían completado cuestionarios sobre la atención de sus madres durante la infancia. Según los investigadores, los hombres que recordaban positivamente la atención de sus madres tendían a evaluar a sus madres como más atentas después de tomar oxitocina, en comparación con los hombres que recibieron placebo. Sin embargo, los hombres cuyas relaciones maternas generaban una respuesta de ansiedad caracterizaban a sus madres como menos cuidadosas y más distantes tras la exposición a la hormona, lo que sugiere que esta podría amplificar los recuerdos preexistentes.

Los resultados sugieren que, más que una “droga del amor”, la oxitocina es un potenciador de la memoria social. Según Bartz, cuando esta sustancia se libera en nuestro cerebrointensifica nuestros sentimientos sobre otras personas, tanto si son positivos como si son negativos, en función de cuál ha sido nuestra interacción con ellas”.

martes, 5 de octubre de 2010